07 May ¿Dónde puedo comprar dos kilos de paciencia?

No sé tú, pero yo soy una de esas personas afortunadas que después de este confinamiento podrá poner en su CV en la parte de habilidades o competencias:

  • Señores y señoras, he pasado el confinamiento con 3 niños pequeños, muy pequeños: dos de algo más de 2 años y medio y una bebé de 5 meses. Por cierto, he teletrabajado más que nunca, he hecho webinars como asistente y como protagonista, he dado formaciones, he dirigido una empresa y he escrito hasta un libro en medio de risas, juegos de piratas, lloros, a que te pillo y comida que vuela por los aires. Por favor, pueden hacer todo el listado que quieran de competencias al respecto porque les aseguro que esto hay que vivirlo para saber lo que es.

HACE FALTA PACIENCIA

Cuando vives algo como esto, te das cuenta de lo importante que es desarrollar en la vida la paciencia, esa habilidad que te permite respirar, contar hasta 10 y no tirar a alguien por la ventana o tirarte tú mismo.

Curiosamente esta habilidad solo entrena en situaciones límite. La pacienica es como una especie de músculo que si no pasa por un entrenamiento previo es muy difícil que mejore su desempeño. Y puede que el mejor gimnasio para entrenarnos sea convivir con niños, varios, niños intensos y además encerrados en casa tantos días. La parte buena que tiene esta habilidad es que con la práctica se desarrolla, se puede entrenar y aunque no lo creas, todo lo que mejores al respecto te podrá servir para tu futuro ya sea a nivel personal como a nivel profesional. A continuación, compartiré contigo algunas pautas que creo que pueden ayudarte a aumentar la habilidad.

PAUTAS PARA CONSEGUIR UN PAR DE KILOS DE PACIENCIA

1. PENSAR QUE SON “NIÑOS”

Parece obvio, pero de vez en cuando tratamos a estos seres humanos de tan corta edad como si fueran adultos, como si fueran a entenderlo todo y hacerlo a la primera. Y claro que lo entienden, pero a su manera. A ellos les mueve la energía, el juego, el descubrimiento, la investigación, las aventuras y estar vivo…justo muchas de esas cualidades innatas que por desgracia vamos perdiendo como adultos. La próxima vez que veas que han deshecho por toda la casa el hilo dental, o que han hecho la propaganda del perro de Scootex con el papel higiénico, o que veas que han hecho pinturas rupestres por todo el pasillo, o que acaban de vaciar la bañera entera por el suelo mientras ibas a por las toallas, piensa que son niños y están vivos y sanos. Cuando un niño está enfermo, lo primero que pierde son esas ganas de moverse y descubrir por lo que cuando te vuelvas a encontrar dentro de un rato con este tipo de “desastres”, siéntete afortunado.

2. CONECTA CON EL RELAX

Hace poco fui a una sesión de terapia con mi psicóloga de confianza y me pidió un pequeño ejercicio que me ha salvado la vida estos días. Me dijo que pensara en algún tipo de situación en la que me sentía muy a gusto y relajada. Pensé en los minutos posteriores a nadar, cuando me he duchado, vestido y salgo hacia la calle. Ese tipo de sensación es tremendamente relajante para mí y más todavía si cuando salgo de la piscina, brilla el sol. Pues me pidió que cuando sintiera todo ese nerviosismo que te lleva a dar un grito, que hiciera lo siguiente: “conecta antes que nada con esa sensación, cógele suave pero firmemente de las muñecas y ponte a su altura. Mirándole a los ojos y con toda esa calma dile lo que tengas que decirle, sin gritar, sin perder el cariño que sientes por él, pero con contundencia”. Y funciona. He repetido este ejercicio unas 20 veces por día (mucha práctica, ¿verdad?…¡jajaja!) y funciona para no explotar tú y para calmarle a él/ella. 

3. CANTA, CANTA Y CANTA

Tengo una canción que se ha convertido en un himno por casa, realmente potente: ”María de la O”. Cuando he sentido ganas de gritar o “matar” a alguien (es un decir, si eres padre o madre, seguro que me entiendes), en vez de eso, me he puesto a cantar a viva voz la bonita canción de María de la O. Solo lo siento por los vecinos y por los días que hemos tenido que soportar lluvias y nubes, pero funciona. Es una forma disfrazada de gritar pero que sin duda te hace sentir mejor porque evita decir algo de lo que después puedas arrepentirte. La parte más bonita es cuando descubres a tus hijos que van a dúo cantando la canción, con las inflexiones correspondientes, los gestos, las manos…¡todo un espectáculo!

4. EL JAZZ HA SIDO MI SALVACIÓN

No sé que tiene el Jazz pero ha salvado algún que otro momento crítico. Hice este pequeño pero grandioso descubrimiento: la mejor música de jazz para restaurantes elegantes: 

De las casi 400.000 visualizaciones que tiene, la mitad son mías. Sé que mi casa no es un restaurante, y menos si le ponemos el término “elegante” estos días, pero no hay mejor muestra que la música amansa a las fieras. Te aseguro que esta pauta, produce efectos espectaculares en tu paciencia y parece que en la de ellos…

Bueno, ojalá que cualquiera de estas pautas te permita continuar disfrutando de ellos, compartiendo un tiempo y espacio que seguro no volverá. Un día mirarás hacia atrás, cuando todo esto pase, y seguro que te sentirás mucho mejor si has aprovechado este desafío que la vida te ha puesto por delante. 

Continúa cuidándote mucho… ¡y paciencia!

No Comments

Post A Comment