19 Sep Frases prohibidas cuando educamos o formamos a otros

Una de las herramientas más potentes que utilizamos para formar, para educar, para enseñar a otras personas es la propia comunicación tanto verbal como no verbal. Pero esta herramienta si no se utiliza de forma consciente, puede provocar todo lo contrario, es decir, personas que se resistan al aprendizaje, que se alejen de nosotros o que incluso lleguen a aprender lo contrario a lo que buscamos.

Por este motivo nos hemos planteado cuáles pueden ser esas frases o comunicaciones que nos alejan del propio aprendiz y que dificultan el proceso de enseñanza-aprendizaje.

FRASES PROHIBIDAS EN EDUCACIÓN

– “Mira a fulanito lo bien que lo ha hecho”: son frases en las que se crea una comparativa entre hermanos, entre compañeros en una clase o incluso entre integrantes de un mismo equipo. Estas frases centran demasiado la atención en la comparación y no en los progresos o espacio que todavía le queda por recorrer al aprendiz. En vez de este tipo de comparativa, es mucho más útil hacer que nuestro alumno compita consigo mismo para motivarle con sus propios avances. 

– “Hasta mi hijo de 2 años lo haría mejor”: con este tipo de apreciaciones infravaloramos las capacidades de la propia persona por lo que se puede sentir realmente dañado. En este punto acabamos provocando que se centre mucho más en la sensación de ridículo que puede sentir, que en la realización de la tarea que está aprendiendo.

Cuando el silencio habla: hay situaciones en las que el factor desencadenante no es la comunicación o al menos la verbal, sino esa comunicación que se transmite aún sin abrir la boca. Hay momentos en los que puedes haberle pedido algo al aprendiz pero en tu propia mirada, o en tu forma de hablarle se transmite la poca confianza que tienes en que sea exitoso su intento de aprendizaje. 

– “Ya lo hago yo por ti”: hay momentos en los que solo atendiendo al proceso que está siguiendo el aprendiz, sabes que va a fallar, pero ¿por qué no dejar que suceda? En este tipo de situaciones hay que dejar que prueben, que intenten, que se equivoquen porque la única manera en la que un ser humano aprende a levantarse es justamente cayendo antes. Si lo haces todo por el propio alumno, es posible que le estés privando realmente de la capacidad de aprender.

– “Otra vez has fallado” o “otra vez lo has roto”: sí, ha fallado y fallará mil veces antes de aprender. Cuando alguien falla ya suele sentirse un tanto tocado porque en general a nadie le gusta equivocarse, pero justo en ese momento no necesita que le metas el dedo en la herida. Posiblemente, un tiempo después o mañana o el día que sea podéis volver a analizar la situación y ver cómo evitar el fallo hacia el futuro, pero en el mismo momento solo sirve para crear más dolor y que se sienta más machacado.

– “No toques, no digas, no hagas”: muchos de los “no” que escuchamos a lo largo de nuestra vida “educativa” van directos, sin más, sin explicar el por qué de los mismos. El hecho de tener un “porqué” al que acogernos, nos puede gustar más o menos pero sin duda le da un sentido a la decisión que está tomando otra persona y esto humaniza al no.

– “Eres tonto, malo(o cualquier variante que empiece con “eres)”: no nos damos cuenta del daño que van haciendo estas etiquetas a lo largo de nuestra vida. Algunas de ellas llegan a ser tan repetidas que nos las creamos y actuamos como si fueran reales. No se trata de pasar por alto aquello que no está bien, sino de llevarlo al terreno de la conducta. Aunque no lo creas cambiar un “eres malo” por un “eso está mal” o un “eres tonto” por “no has hecho lo suficiente”, puede transformar la vida de una persona.

– “El gato es tonto”, “los otros niños son tontos”, “la mesa es tonta”: parecen frases inocentes pero son el cultivo perfecto para crear un mundo en el que los otros son los  responsables de lo que te ocurre. Posiblemente un gato no te ataca porque es tonto, sino porque le estás persiguiendo y no le dejas tranquilo. Posiblemente una mesa no se mueve para golpearte, sino que no has puesto suficiente atención y no la has visto. Acostumbrarnos a depositar toda la responsabilidad en otros, nos quita todo nuestro poder y nos hace víctimas en nuestro día a día. 

Aquí hemos intentado recoger algunas de esas frases explosivas, peligrosas, que hacen que se desmorone en unos segundos un bonito proceso de aprendizaje, pero seguro que hay muchas más, frases que habrán gastado contigo mismo/a… ¿te gustaría compartirlas con nosotros?

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