17 Nov Potente recurso para educadores: la falsa libertad de elección

Sí, lo sé que no suena nada bien y que el término “falsa libertad” no nos atrae mucho en el mundo de la educación pero creo que lo realmente importante de esta técnica no es esa primera parte sino el término “elección” y la utilidad del mismo.

Hace unos años, mientras trabajaba en un aula llena de agua (una piscina municipal en un pueblo de 400 habitantes) me encontré con una situación educativa en la que esta técnica produjo resultados increíbles.

UN CAMBIO DE PARADIGMA

Hasta ese momento yo enseñaba natación a los niños en función de sus edades. Buscaba por edad lo que un niño podía hacer y a partir de ahí montaba mi clase. Aquel verano, hubo un cambio. Después de una formación (DBM- Developmental Behavioral Modelling), mi visión de “enseñar” a otros se transformó radicalmente y dejé de enseñar según edades y empecé a enseñar según seres humanos individuales, irrepetibles y únicos.

Y bueno, entre esos niños había uno realmente especial que se llamaba Jordi. Este niño tenía un miedo increíble al agua. Desde el minuto 0 en el que entraba, abría los ojos como platos, hacía una cara de miedo terrible y se enganchaba al cuello de su madre como si lo hubiesen pegado con el pegamento más potente. Esto supuso que había que crear no solo una clase para cada uno sino que además, la clase de Jordi debía ser todavía más especial y única.

Para mi no era fácil iniciarme en este cambio de paradigma pero pensé que al fin y al cabo, esto me daba la oportunidad de empezar a lo grande… ¡y así fue!

ESTRATEGIAS POTENTES PARA EL CAMBIO

La primera clase de Jordi, tan solo tenía un objetivo. Realmente se trataba de un objetivo muy alejado del agua, prácticamente una prohibición de tocarla lo más mínimo. El objetivo de esta clase era conseguir simplemente que se despegase del cuello de su mamá. Y para ello empezamos con la estrategia:

– Jordi, ¿prefieres estar al brazo de tu mamá dentro del agua o bajar del brazo y quedarte fuera de la piscina?

No había ninguna duda de cuál iba a ser su decisión:

– No, no dentro no.

Con esa decisión, habíamos conseguido el primer reto y a partir de ahí fuimos aplicando durante ese día y los dos siguientes un proceso en el que Jordi, lo único que tenía que hacer, era elegir:

– Jordi, necesito dejar esta colchoneta donde estás sentado, ¿prefieres sentarte aquí (a 4 metros de la piscina) o aquí (a 3 metros)?.

– Jordi, muévete un poquito de ahí porque tenemos que hacer la cola con los otros niños, ¿prefieres sentarte aquí (a 3 metros de la piscina) o aquí (a 2 metros)?.

– Jordi, muévete un poquito de ahí porque tenemos que hacer la cola con los otros niños, ¿prefieres sentarte aquí (a 2 metros de la piscina) o aquí (a 1 metros)?.

– Jordi, tengo que dejar donde estás sentado los corchos, ¿prefieres sentarte aquí (a 1 metro de la piscina) o aquí (en el borde la misma)?.

– Jordi, prefieres estar dentro del agua o sentado en el borde con los pies dentro?.

– Jordi, ¿prefieres estar dentro del agua solo o en mi bracito?

– Jordi, ¿prefieres estar solo en el agua o con los brazaletes?

Y así, día a día, con una dosis de paciencia, cariño, calma y mucha estrategia, Jordi consiguió hacer sus primeros pinitos en el mundo de la natación, sin tanto miedo ni sufrimiento, con mucho apoyo y construyendo cada paso sobre seguro.

LA BASE DE LA FALSA LIBERTAD DE ELECCIÓN

Como puedes ver en los distintos pasos del ejemplo que te he comentado, la “Falsa libertad de elección” está basada en darle al alumno la capacidad de elegir, de sentirse libre tomando una decisión (que no es falsa, sino muy real). Pero en este caso las opciones de elección son buscadas por ti como educador de forma mucho más útil.

La decisión de Jordi no giraba entre acercarse o no acercarse a la piscina, sino en acercarse más o menos. Entre esas dos opciones que le daba, siempre estaba la que como educador me gustaría que eligiera y una peor por lo que sin duda, haciendo uso de su capacidad de elección iba a elegir la menos mala (=la que necesitábamos para que desarrollara la habilidad).

Y es que muchas veces el problema radica en las opciones de elección que les damos a nuestros alumnos, hijos o aprendices. La cuestión no es “¿quieres lavarte los dientes?” sino que útilmente puedes cambiarlo por un “¿prefieres lavarte los dientes antes de los dibujos o después?”. En definitiva, los dientes acabaran limpios que es el punto realmente importante.

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