22 Feb Un Aula que me cambió la vida

Un Aula que me cambió la vida

Aquella mañana me desperté con el típico nerviosismo del primer día de colegio, mariposas en el estómago, ojos abiertos antes de que amanezca y con una de mis grandes ilusiones en mente: meterme en el corazón de África, sentir los pies en una de esas aulas que siempre había soñado.

Para mi tener los pies en cualquier aula me parece apasionante pero desde muy pequeña había soñado con viajar a África y sentirme dentro de una tribu, como si fuera una más de la misma. Y allí estaba, en medio de la sabana, en el sudoeste de Kenia a punto de entrar en la reserva de los Masái Mara. Los masáis son un pueblo de pastores nómadas que viven en asentamientos llamados «manyata», círculos de cabañas hechas de adobe y ramas, rodeadas de paja para rodear el rebaño.

Estaba expectante, no tenía ojos, ni oídos suficientes para captar todo lo posible de aquella experiencia. Estaba muy ilusionada. ¡Había soñado tantas veces con aquel día! Hasta que en un segundo…¡mi ilusión se vio truncada!

Me habían hecho creer que era peligroso llegar por ti mismo a uno de estos poblados y que tenías que contar con guías locales para ello. Les creí y busqué opciones para ello. Lo que yo no imaginaba es que llegaría con 50 personas más y que nos mantendrían alejados del poblado. Cuando fui consciente, estaba en medio de un “espectáculo turístico”. A 100 metros del poblado nos habían recibido un grupo de Masáis con túnicas tan perfectas y limpias que sabías que solo formaban parte de un espectáculo. Danzaban de forma tan organizada que volvías a ser consciente de que aquello era puro espectáculo. Y me dí cuenta de que aquello iba para rato por lo que tomé mi propia decisión: visitar el poblado por mi cuenta.

Mientras todo el mundo aplaudía y bailaba al lado de los Masáis decidí escaparme del grupo. Disimulando, disimulando me acerqué al poblado. A cada paso que daba volvía a sentir la adrenalina que te dice que estás muy cerca de cumplir uno de tus sueños, sabía que detrás de aquel espectáculo había vida real y era lo que yo quería sentir. Fui dando la vuelta a aquella agrupación de chozas hasta que encontré el hueco que me permitía entrar al poblado y ver la vida real…y allí estaba…

¡con mis pies más en el Aula de lo que nunca los había tenido!

aula

Sus aulas eran de tierra, de brotes de hierba, de sol, de aire puro. Sus aulas no tenían cuatro paredes. Sus aulas estaban llenas de pies que pertenecían a niños de 3 años, de 4, de 6, de 10 o incluso de 86. En sus aulas no había libros, ni mesas, ni tablets, ni pizarras electrónicas, ni tan siquiera papel reciclado. En sus aulas no había relojes que marcan el inicio y el fin de una clase u otra. En sus aulas no había maestros con oposición, o sin, maestros contratados, ni maestros temporales, ni tan siquiera interinos. En sus aulas no había ni aprobados, ni suspensos, ni exámenes pendientes.

Pero en sus aulas había curiosidad, y curiosidad y más curiosidad. En sus aulas había ojos que miraban mi pelo largo con tonos rubios como si fuera la cabellera de un león, y que observaban el color de mi piel como si fuera algo extraordinario.IMG_14541a En sus aulas había oídos que escuchaban mi voz como si fuera lo más increíble que habían escuchado nunca aunque no entendieran mi idioma. En sus aulas había palos y piedras, y arena. En sus aulas había ilusión y asombro. En sus aulas había cuidado entre todos ellos, protección y mucho cariño. En sus aulas había intensidad en cada una de sus miradas. En sus aulas cada uno de ellos era maestro y maestra y a la vez alumno y alumna del resto. Y en sus aulas había pies, pies que acariciaban el suelo. Solo te puedo decir que en aquellas aulas había muchas cosas que no soy capaz de describirte en palabras, emociones que te ponían la piel de gallina, sentimientos que me cambiaron para siempre.

Solo te puedo decir que sí, que me llevé un rapapolvo increíble cuando los guías me encontraron allí dentro unos minutos antes de volver al Jeep pero te aseguro que yo ni les escuchaba. Sus palabras no eran capaces de borrar ni por un segundo todo lo que había vivido y sentido en aquella Aula, una de las más bonitas que he pisado en mi vida. Aquel día descubrí que no solo cambiamos nosotros la vida de nuestros alumnos, sino que ellos fueron capaces de cambiar la mía.

¡Ojala tengas la suerte de que tus pies toquen una de esas aulas!

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Reme Egea_Formación para docentes

Reme Egea

Maestra de Educación Física, Formadora en Habilidades Directivas y Gestión de Equipos, Psicóloga, Creadora del proyecto Train The Trainers, Conferenciante, consultora y socia de Proformación S.L.

Reme es una de esas atrevidas aventureras, de las que luchan por los sueños, una de esas apasionadas que nunca tira la toalla.

 

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